Origen de la literatura medieval
Es imposible señalar una fecha concreta para los orígenes de la literatura medieval española. Entre el siglo XI y XII comienzan a manifestarse las noticias de la iniciación de una literatura vernácula que afianza cada vez más sus logros. La diversidad que crea la presencia de las culturas cristianas, árabe y judía (debida a la posición fronteriza de España) ofrece unos caracteres propios a las literaturas nacientes en los reinos peninsulares.
Originalidad e imitación
La apreciación del grado de “originalidad” y del grado de “imitación” resultan siempre problemáticas, y varían según el criterio de cada época. Numerosas manifestaciones de la literatura vernácula (las más relacionadas con públicos amplios) eran de tradición oral y poseían su propia tradición que había creado sus propios géneros históricos, mientras que la literatura latina persistía mediante la escritura. La literatura española recibió influencias de la tradición autóctona (latina), además de las que llegaron procedentes de oriente (árabe y hebrea).
La relación entre la literatura latina (antigua y medieval) y la romance se ha de buscar sobre todo en autores que usaron el latín como lengua culta (fundamentalmente eclesiástica) y al mismo tiempo cultivaron la literatura vernácula. Mientras que el latín se reducía a grupos cada vez más limitados, las lenguas vernáculas van extendiendo la literatura a la historia, la ciencia, el derecho, etc. Para que se produzca esto se necesita la figura del letrado u hombre de saber.
El conocimiento en la Edad Media: escuelas, universidades y bibliotecas
La concurrencia a las escuelas y las universidades favoreció la formación de los escritores. En el período medieval, las escuelas estaban relacionadas con un monasterio o una catedral.
El conocimiento que un autor tiene de la literatura que le ha precedido y de la que lo rodea, es un factor importante en su formación y en la orientación de sus gustos poéticos. Si se conserva o se conoce la biblioteca del escritor, contamos con un dato importante: la extensión y calidad de las obras que reunió. Además también conocemos el ámbito de difusión de los libros. En la Edad Media la cantidad de obras escritas existentes era menor a la que existe en la actualidad.
Consideración de los antiguos en la Edad Media: autoridad, evemerismo y anacronismo
La Edad Media tenía su propio concepto de la Antigüedad. El concepto de la Antigüedad que actuó sobre la literatura vernácula varió según el tiempo, el espacio y la educación del escritor. En general, no se buscaba en los antiguos la sola perfección artística ni una ejemplaridad que tocase los aspectos formales, sino que se buscaba un magisterio o lección aprovechable para el hombre.
En la Edad Media existía un concepto de autoridad importante que solía implicarse en la cita de los antiguos autores. La fórmula de Magíster dixit representa una aportación positiva para la obra, pues se prefiere el apoyo de la cita a la propia reflexión que pudiera haber sido original. La autoridad se asegura con la cita (exemplum) o, a veces, basta la mención del autor antiguo (sentencia).
Las autoridades se clasificaban por categorías, y la más elevada era la que procedía de la Biblia y sus comentaristas y exégetas; después se admitía la de los gentiles, en los que se situaba la filosofía. La razón natural aparece en este caso por debajo de la fe.
La mitología de los gentiles antiguos, expuesta en forma doctrinal o a través de referencias ocasionales, pudo haber sido un obstáculo para el escritor cristiano en los primeros siglos por la cercanía de las creencias paganas y su persistencia, y después por cuanto representaba un fondo de leyendas cuyo sentido moral pudiera rechazarse. Sin embargo, esto se salvo atribuyéndoles un sentido diferente del original, a través de una interpretación que se conoce como evemerismo.
Este nombre proviene del autor griego Evémero, que había afirmado que los dioses antiguos eran el recuerdo que quedaba de hombres reales que habían realizado grandes hechos en beneficio de los suyos, y a los que sus descendientes habían glorificado convirtiéndolos en dioses.
La fabulación mitológica se interpreta en un sentido de enseñanza moral, y el conocimiento de los dioses y otras criaturas de ficción de la Mitología antigua fue creciendo cada vez más y más.
La otra característica que los autores medievales dieron a la materia literaria de la antigüedad, fue que la interpretaron como si correspondiese a hechos ocurridos en un medio semejante al de sus tiempos contemporáneos. El entendimiento de la literatura antigua era fundamentalmente anacrónico, todo venía a quedar evocado en un mismo plano histórico de presente, sin profundidad temporal.
Autores antiguos preferidos de los escritores medievales
Del conjunto de los autores antiguos, algunos se sitúan en un primer rango, tanto por la abundancia de la mención de sus nombres como por el influjo de sus obras de un modo evidente, convirtiéndose en los preferidos de la Edad Media. En primer término se colocan Ovidio y Virgilio. A estos les seguían un grupo más numeroso entre los que se hallaban Séneca, Horacio, Esopo, Terencio, Plauto, etc.
Lo más frecuente era que fueran considerados estos autores como filósofos más que como poetas.
Las sumas y su función en la literatura medieval
Las sumas (Summae) eran colecciones de fragmentos procedentes del desmenuzamiento de otras obras en máximas, dichos, consejos, avisos, etc. En estas colecciones se mezclan obras profanas y religiosas, obras antiguas y medievales, obras orientales y occidentales, etc.